¡El dolor de rodilla es algo que nos afecta a muchos! Seguro ha sentido esa molestia que le hace pensar dos veces antes de dar un paso más. Pero ¿sabía que entender qué pasa en su rodilla puede marcar la diferencia entre un día tranquilo y uno lleno de dolores? En este blog, le cuento todo lo que necesita saber para cuidar mejor sus rodillas y aliviar ese dolor.
El dolor de rodilla recurrente o persistente es una causa común de consulta médica; representa hasta un 25% de las consultas en adultos y tiene un impacto significativo en la calidad de vida y la productividad. En este artículo, exploraremos en detalle las posibles causas del dolor de rodilla, los aspectos clave de su anatomía y las recomendaciones para su manejo.
Es fundamental recordar que este contenido es informativo y no sustituye la evaluación y el diagnóstico por parte de un médico especialista.
Gráfico de Anatomía de la rodilla:
Anatomía de la Rodilla
La rodilla es una articulación compleja compuesta por múltiples elementos vulnerables que pueden lesionarse y causar molestias. Estos incluyen:
• Huesos: fémur, tibia y rótula (patela).
• Ligamentos: fibras fuertes y elásticas que proporcionan sostén uniendo diferentes huesos.
• Tendones: unen los músculos al hueso para permitir el movimiento.
• Cartílago articular: es una delgada capa de tejido elástico y resistente que recubre los extremos óseos; además, facilita y amortigua el movimiento.
• Meniscos: actúan como amortiguadores entre los huesos fémur y tibia.
• Líquido sinovial y bolsas: lubrican la articulación y reducen la fricción.
Principales causas de dolor de rodilla
Las rodillas pueden doler por muchas razones, desde golpes fuertes hasta el desgaste del tiempo. Aquí van algunas razones comunes:
• Lesiones mecánicas: como rupturas de ligamentos, síndrome de plica, ruptura de menisco y subluxación patelar.
• Condiciones crónicas: como osteoartritis, síndrome patelofemoral, bursitis y tendinopatías.
• Inflamatorias: como la gota y la seudogota.
• Infecciones: deterioran la anatomía normal de la rodilla y dañan el cartílago y los meniscos.
Diagnóstico y consideraciones clínicas
Es fundamental diferenciar el origen del dolor según la región de la rodilla afectada para entender qué está pasando; sin embargo, es importante considerar que el diagnóstico definitivo la vamos a obtener en la exploración física en el consultorio y, en algunos casos, con exámenes complementarios.
Posibles causas según el origen del dolor en las distintas partes de la rodilla
Parte trasera: el dolor en la parte posterior usualmente es asociado a un quiste poplíteo de Baker. Cuando se produce después de un trauma, se puede sospechar lesiones de ligamentos o meniscos, daño del tendón del cuádriceps o nervios afectados. El dolor crónico en esta área puede ser por tendinopatía de isquiotibiales.
Parte frontal: puede deberse a problemas con la patela, tendones o ligamentos. Se sospecha un síndrome patelofemoral si duele al sentarse por períodos largos o subir escaleras. En atletas o adultos que corren o brincan frecuentemente, puede desarrollarse una tendinitis patelar o del cuádriceps. En adolescentes, este tipo de dolor puede estar relacionado con el crecimiento y sobreuso de la articulación, desarrollando un síndrome en las apófisis. Otra causa común es la bursitis patelar que, además del dolor, produce inflamación.
Parte lateral o medial: el dolor en la parte lateral o medial de la rodilla puede ser causado por lesiones agudas debido a trauma o daño crónico. Estas lesiones pueden afectar el menisco, el ligamento colateral o causar bursitis por sobreuso.
En esta área, el dolor se agrava durante la flexión y extensión de la rodilla. Cuando el dolor se localiza en la porción medial (parte interna de la rodilla) y está acompañado de dolor en la cadera en adolescentes, es importante considerar la posibilidad de una lesión en la epífisis femoral. Esta zona es donde ocurre el crecimiento y es vulnerable a fracturas. Por otro lado, el dolor crónico en la porción lateral puede ser común en ciclistas y corredores, así como en actividades que involucran flexión continua de la rodilla. En estos casos, se sospecha la presencia de un síndrome de banda iliotibial.
Dolor difuso: en pacientes mayores de 50 años con dolor crónico difuso de rodilla, sospechamos osteoartritis degenerativa de la articulación, especialmente si el dolor se intensifica al final del día. Por otro lado, el dolor agudo que aparece repentinamente en horas o días y no está asociado a trauma podría indicar una infección, gota o artritis reumatoide. Especialmente, sospechamos artritis cuando afecta varias articulaciones, incluyendo ambas rodillas. En adolescentes, el dolor de rodilla difuso sin traumatismo directo, que empeora con la actividad, podría ser osteocondritis. Cualquier dolor similar que persista o empeore durante la noche debe ser evaluado para descartar posibles condiciones malignas.
Recuerde que siempre es esencial consultar a un especialista en ortopedia para un diagnóstico preciso, que incluya historia clínica, exploración física y posiblemente pruebas como radiografías o resonancias magnéticas.
Consejos para aliviar el dolor de rodilla
Para aliviar el dolor de rodilla, le presentamos una serie de recomendaciones generales, desde las menos invasivas hasta las más complejas. Si experimenta dolor incapacitante, trauma o falta de mejoría, es crucial buscar atención médica.
• Reposo: evite apoyarse en la rodilla afectada durante varios días, utilizando un almohadón debajo de esta. Es importante recordar que la rodilla se nutre al caminar, por lo que el reposo excesivo debe ser evitado.
• Aplicación de frío: para reducir la inflamación, aplique hielo envuelto en una tela durante ciclos de un minuto sí y un minuto no, hasta 20 minutos varias veces al día. Evite aplicar hielo directamente sobre la piel para no causar daños.
• Compresión: una venda ligera puede brindar estabilidad y aliviar temporalmente la articulación. Si se requiere compresión permanente, es necesario consultar con un especialista.
• Elevación: en casos de inflamación, eleve la rodilla por encima del nivel del corazón al acostarse.
• Uso de cremas o geles analgésicos: estos pueden ser útiles en casos de osteoartritis y complementar otras terapias recomendadas.
Además de estas medidas, el médico puede recomendar terapias adicionales como:
• Inmovilización: se puede utilizar una férula o sistema ortopédico para evitar el movimiento de la rodilla; en caso de fracturas, se utiliza yeso.
• Fisioterapia: tras una evaluación exhaustiva, se pueden recomendar ejercicios específicos para restaurar la función de la rodilla y fortalecer los músculos que la sostienen. Si se realiza la fisioterapia previa a la valoración de un ortopedista, se corre el riesgo de agravar la lesión en ciertos casos.
• Uso de antiinflamatorios orales: estos medicamentos pueden ayudar a reducir la inflamación y el dolor, pero se recomienda utilizarlos por periodos cortos y bajo supervisión médica. Especialmente, las personas con trastornos cardíacos y de coagulación deben evitar autorrecetarse este tipo de terapias.
En casos más graves, se pueden considerar intervenciones quirúrgicas como la artroscopía, cirugía abierta o incluso el reemplazo total de rodilla, dependiendo de la gravedad de la lesión.
• Artroscopía: procedimiento mínimamente invasivo que utiliza una cámara y otros instrumentos para acceder a la rodilla a través de pequeños agujeros en la piel, permitiendo la revisión y reparación de lesiones. Para obtener más información, visite nuestro blog: ¿Qué es una artroscopía?
• Cirugía abierta: se utiliza en casos de fracturas y lesiones extensas que requieren un acceso directo para una reparación adecuada.
• Reemplazo total de rodilla: implica la eliminación de la parte dañada de la articulación y su sustitución por una articulación artificial en situaciones de daño severo e irreversible.
Al programar una consulta con un especialista, tenga en cuenta lo siguiente:
• Asista con ropa deportiva que permita examinar las rodillas fácilmente.
• Prepare todas sus preguntas e inquietudes para discutirlas durante la consulta.
• La consulta incluirá una historia clínica exhaustiva y una exploración física detallada, así como la posible realización de exámenes de imagen.
• Una vez establecido el diagnóstico, se le explicará en qué consiste el problema y las distintas opciones de tratamiento disponibles.
• Al determinarse el tratamiento, se dará seguimiento para garantizar una recuperación efectiva y mejorar su calidad de vida.
Referencias:
1. Common Knee Injuries - OrthoInfo - AAOS https://orthoinfo.aaos.org/en/diseases-- conditions/common-knee-injuries/
2. Knee Pain in Adults and Adolescents: The Initial Evaluation, CHRISTOPHER W. BUNT, MD, CHRISTOPHER E. JONAS, DO, AND JENNIFER G. CHANG, MD. Am Fam Physician. 2018;98(9):576-585.
Knee Pain in Adults and Adolescents: The Initial Evaluation | AAFP
3. Department of Research & Scientific Affairs, American Academy of Orthopaedic Surgeons. Rosemont, IL: AAOS; February 2014. Based on data from the National Ambulatory Medical Care Survey, 2010; Centers for Disease Control and Prevention.
Consensus Guidelines on Interventional Therapies for Knee Pain (STEP Guidelines) from the American Society of Pain and Neuroscience - PMC (nih.gov)